La propuesta apunta a restringir el uso de semillas no certificadas.
Los productores de distintas zonas del paĆs rechazan las limitaciones y sanciones propuestas en el proyecto de Ley de Semillas y Protección de Variedades Vegetales impulsado por el Senave. La iniciativa busca una solución a la producción ilegal de granos, considerando que solo el 40% de las semillas utilizadas en Paraguay cuenta con certificación.
Los labriegos se oponen a cualquier modificación y advierten sobre la posibilidad de realizar manifestaciones en caso de que el proyecto sea presentado bajo estas condiciones. “Solo aceptaremos modificaciones que contribuyan a simplificar los trĆ”mites en el Senave. De la manera en que se plantea este proyecto, no lo vamos a aceptar”, afirmó Milton Abich, productor de Alto ParanĆ”.
Agregó que es inconcebible para el productor agrĆcola perder el derecho de conservar su propia semilla. “Es un derecho inalienable que no se les puede arrebatar. AdemĆ”s, esto implica un aumento en el costo de producción del agricultor, que ya es bastante elevado”, seƱaló.
Por su parte, Blanca Saiki, desde Itapúa, enfatizó que las medidas no se ajustan a la realidad de las familias productoras, ya que, si solo dependen de semillas compradas, no obtendrÔn ganancias.
Coinciden en que el camino de las prohibiciones, la burocracia y los castigos no es el adecuado, pues frenarĆa el desarrollo del sistema productivo y representarĆa un retroceso en el proceso de inclusión de los sectores mĆ”s vulnerables.
USO PROPIO DE SEMILLAS
La ley vigente contempla el derecho al uso propio de las semillas producidas como material reproductivo para nuevas campaƱas agrĆcolas, una prĆ”ctica milenaria que permite la sostenibilidad a largo plazo de la producción nacional.
En este contexto, recuerdan que no se trata solo de buena tecnologĆa en semillas, sino que son los trabajadores del campo quienes utilizan los materiales de manera eficiente y prĆ”ctica para lograr los resultados deseados, por lo tanto, estĆ”n en su derecho de volver a utilizar ese fruto de su trabajo.
“Incluso, hay mucha gente que aĆŗn sigue trabajando con semillas ancestrales sin tecnologĆa, tanto en el caso del maĆz como de la soja”, agregó Julio Chilavert desde San Pedro.
Rodney Pfannl también recordó que cuando un productor agropecuario adquiere semilla en el mercado, también obtiene la genética que esta trae consigo, y si corresponde, los derechos de patente a los silos.
REPETIR LA HISTORIA
Este proyecto reavivó en la memoria de los productores lo sucedido con el algodón que, ante la entrada de semillas extranjeras, la dependencia creció y finalmente miles de productores se vieron obligados a dejar de producir. Esto generó la pérdida de empleos, ingresos y la migración hacia zonas urbanas.
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La Clave/Foto: Gildo Siqueira Leal