La Policía Federal se suma a los controles en las aguas del río Paraná.
Brasil refuerza los controles en las aguas del río Paraná a fin de combatir el contrabando y el tráfico de estupefacientes. En este contexto se realizó una serie de procedimientos coordinados por la Policía Federal brasilera, derivando en la detención de dos ciudadanos paraguayos, sorprendidos con un cargamento de productos ilegales.
Los controles, reforzados desde esta semana por las autoridades brasileñas, se centran esta vez en las inmediaciones del Puente de la Integración, una zona históricamente sensible al cruce clandestino de mercaderías.
En la oscuridad de la madrugada, durante un patrullaje fluvial, agentes federales detectaron dos botes que cruzaban sigilosamente desde Presidente Franco (Paraguay) hacia territorio brasileño. Al percatarse de la presencia policial, los tripulantes abandonaron apresuradamente las embarcaciones y desaparecieron entre la vegetación ribereña. Sin embargo, dejaron atrás su carga: decenas de cajas repletas de cigarrillos de contrabando.
Los productos incautados pertenecían a la marca Eight, fabricada por Tabacalera del Este, una empresa que ha sido señalada por su presunta vinculación con redes de contrabando y que, según múltiples informes, estaría relacionada al expresidente paraguayo Horacio Cartes. Esta marca es ampliamente distribuida en el mercado ilegal brasilero, así como en otros países del Cono Sur.
Horas después, la Policía detectó un vehículo sospechoso moviéndose en un puerto clandestino a orillas del mismo río. La vigilancia discreta llevó a los agentes hasta un depósito oculto, donde se almacenaban más productos ilegales. En el lugar fueron arrestados dos paraguayos y se incautaron más de 3.200 cigarrillos electrónicos, 80 neumáticos —posiblemente usados o de origen irregular— y 17 cajas adicionales de cigarrillos de contrabando.
En otra intervención, se realizó una incursión a través de un sendero que conduce directamente al cauce del Paraná que permitió a los agentes encontrar diez cajas más de cigarrillos, ocultas entre la maleza y listas para ser trasladadas.
El río Paraná y el lago de Itaipu son considerados verdaderos corredores acuáticos del contrabando regional. Ambos cursos de agua están plagados de puertos clandestinos, desde donde pequeñas embarcaciones, muchas veces de difícil detección por radar o cámaras térmicas, trasladan productos ilegales desde Paraguay hacia Brasil, sorteando controles fronterizos con astucia y conocimiento del terreno.
El negocio del contrabando, especialmente el de cigarrillos, se ha convertido en un problema estructural para los países de la región. Brasil estima que pierde miles de millones de reales al año por evasión fiscal debido al ingreso de productos ilegales, principalmente provenientes de Paraguay. La demanda de cigarrillos baratos y la diferencia de precios debido a la carga impositiva entre ambos países alimentan este comercio ilícito.
Las autoridades brasileñas han intensificado sus operativos, pero los expertos advierten que, mientras exista una economía desigual y una frontera porosa, los esfuerzos no serán suficientes. “Los controles ayudan, pero es necesario un enfoque más integral que incluya cooperación binacional, desarrollo social y combate al crimen organizado que financia estas redes”, afirmó un analista en seguridad fronteriza.
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